Litigio internacional y contencioso administrativo

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Hace 22 años a Manuel Salvador Ávila lo asesinaron por defender los derechos de los trabajadores y de su comunidad

Jueves 22 de abril de 2021

Bogotá, 22 de abril de 2021. La historia es pudorosa, suele esconder sus fechas esenciales. Los hechos que cambian al mundo son secretos bien guardados, revelados lentamente. Para que salgan del olvido al que han sido rezagados y se conviertan en una realidad sobre la que hemos de reflexionar como individuos y como país, en esta ocasión habríamos de revelar lo acontecido un día como hoy, en el año de 1999, entre la vía que conduce desde Barrancabermeja a Bucaramanga.

Hace 22 años, Manuel Salvador Ávila, acompañado por dos de sus amigos de trabajo, Alirio Granados y Francisco Mesa, se transportaban por esa carretera. Hacia las 8:30 p.m. fueron sobrepasados por una camioneta verde, doble cabina, ocupada por seis miembros de las Autodefensas Unidas de Santander y Sur del Cesar –AUSAC–. Los hicieron bajar del vehículo y luego de encañonarlos y preguntarles su identidad, aprehendieron a Manuel Salvador Ávila para llevarlo hasta San Rafael de Lebrija, donde fue asesinado por el comandante paramilitar Guillermo Cristancho Acosta, alias “Camilo”, y sus escuderos. Al día siguiente, el cadáver fue encontrado en la Vía Panamericana, en el tramo que conduce a Puerto Wilches, con dos disparos y señales de tortura.

Los motivos del crimen obedecieron al liderazgo social de Manuel Salvador en la zona. Él trabajaba como inspector de seguridad en la empresa Palmas Oleaginosas Bucarelia. Era presidente del Sindicato Nacional de Industrias Agroindustriales Sintrainagro, seccional Puerto Wilches, miembro de la Junta Nacional de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria Fensuagro, fiscal de la Central Unitaria de Trabajadores, seccional Barrancabermeja; además, participó en el Comité Cívico por la Paz, desde el cual ayudó a gestionar la libertad de personas secuestradas por grupos al margen de la ley; hizo parte del consejo directivo de la Fundación para el Desarrollo de Puerto Wilches, era socio de Credhos y miembro del núcleo de pobladores del corregimiento de Puente Sogamoso en Puerto Wilches.  También militó en el Partido Comunista Colombiano y en la Unión Patriótica.

El crédito ha de darse a las obras, no a las palabras. Debido a su labor sindical y de lucha por las causas sociales, Manuel era reconocido por la comunidad. Allí fungía como un verdadero líder, amigo incondicional y como un apoyo para quienes lo necesitaban, siempre dispuesto a ayudar en aras de mejorar las condiciones de vida comunitarias y laborales de los trabajadores. Poco a poco se había convertido en uno de los baluartes políticos de la zona: un hombre de principios rectos, innegociable ante las injusticias y de espíritu demócrata.

Aunque la investigación penal ha permitido identificar y condenar a algunos de los responsables de los hechos, entre ellos Joaquín Morales, alias “Danilo”, conductor del carro criminal y Ángel Ernulfo Cortínez, alias “Megateo”, uno de sus escoltas, aún queda la incógnita sobre la verdad íntegra de lo sucedido aquel 22 de abril de 1999. Todavía faltan hipótesis de investigación por contemplar para desentrañar las verdades ocultas que garanticen la no repetición de este crimen.

La Comisión Colombiana de Juristas seguirá buscando la verdad, justicia y reparación por los hechos de los que fue víctima Manuel Salvador y en favor de Oneida Rodríguez, su compañera permanente.

Comisión Colombiana de Juristas