Columnas de opinón

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Si por el Cauca llueve, en Urabá no escampa

Jueves 26 de julio de 2012

Por: Gustavo Gallón Giraldo en El Espectador


En marzo de 2011 la Corte Constitucional evitó, hasta donde pudo, el etnocidio de las comunidades indí­genas de Chidima y Pescadito, en el Urabá chocoano: ordenó suspender un trazo de la carretera que atravesarí­a su territorio para unir los municipios de Unguí­a y Acandí­, así­ como obras de interconexión eléctrica y licencias mineras que avanzaban vorazmente en esos dos resguardos (sent. T-129/11). La Corte ordenó además que el Gobierno estudiara la viabilidad de once propuestas alternas de carretera, que el Incoder valorara la posibilidad de integrar dichos resguardos, que se tradujera la sentencia a lengua Emberá, que se adoptara un plan prioritario de salvaguardia o protección para estas comunidades y que se efectuara una consulta previa con ellas. Aparte de la suspensión, nada adicional se ha hecho, dieciséis meses después de haber sido ordenado. Así­ se evidenció en una audiencia realizada ante el Tribunal Superior de Chocó el 24 de julio de 2012, ante lo cual el gobernador de uno de los resguardos dijo:

"Ahora, hay más colonización porque dicen: 'si esta carretera va a pasar por aquí­, claro que la finca mí­a va a tener un mejor precio' y 'esos pocos indí­genas no sirven, hay que sacarlos'. Los indí­genas vivimos acá en Colombia desde hace más de quinientos años pero cada vez nos van disminuyendo, y después dicen: 'los indí­genas son poquitos, nosotros somos la mayorí­a, nosotros somos los que sabemos; los indí­genas no entienden qué es desarrollo, qué es progreso'.

"Pero nosotros, indí­genas, también sabemos qué es desarrollo, qué es progreso, con nuestro territorio, nuestros bosques, rí­os, sabemos gozar, sabemos vivir. Al lado del rí­o donde nosotros vivimos, esa agua se está convirtiendo en bañadero de reses de los dueños de las fincas, y nosotros acá abajo bebiendo de esa agua, estamos bañándonos. Fumigan sus fincas, y todo ese veneno cuando llueve escurre al rí­o y ya el rí­o no está como estaba veinte años atrás.

"Estamos cansados de tanto exigir a las autoridades que nos respeten, que la casa es nuestra y a la casa ajena hay que pedir permiso para poder entrar. La afectación del territorio no es como ahora veinte años, porque viví­amos felices, nadie obstaculizaba nuestra movilización dentro de nuestro resguardo. Ya ahora no. Ahora hay fincas alrededor de la selva.

"La comunidad está decidida a que si esto va a seguir así­, pues suicidémonos, porque no queremos aguantar más este atropello. Pero yo como gobernador u otros lí­deres siempre estamos diciendo: 'no, hay que seguir resistiendo, hay que seguir defendiendo nuestro territorio'. Entonces se pide: ya no más, hay que haber un descanso para estas comunidades indí­genas".

En 2005, el Relator de ONU sobre Pueblos Indí­genas advirtió sobre "comunidades indí­genas en peligro de extinción" en Colombia (párr. 115). La Corte Constitucional en 2009 declaró que "hay un proceso destructivo de la diversidad étnica y cultural del paí­s, que es invisible para la sociedad y el Estado colombianos" (auto 004). Para evitar más lágrimas al respecto, ¿qué hace falta para cumplir por fin los acuerdos y las órdenes que protegen los derechos de los pueblos aborí­genes y la relación con su territorio?

Acerca de Gustavo Gallón Giraldo, Fundador de la Comisión Colombiana de Juristas

Defensor de derechos humanos. Abogado de la Universidad Externado de Colombia.

Diplome D'Etudes Approfondies - D.E.A. en Ciencia Política de la Universidad de París I.

Estudios de doctorado en Sociología Política de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París (1976-1983).